El restaurante bien merece su estrella Michelín, rápidos y atentos los camareros, la comida excepcional, Gyozas de Rabo de Toro, pulpo al horno, entrecotte, solomillo, atún bilbaina y arroz señoret, vino blanco de New Zealand y un tinto Ribera del Duero un maridaje perfecto de Andrés Tolosa. Seguro que volveremos