Muy bien todo. Estuvimos el pasado verano tres noches y fue el lugar perfecto para descansar y desconectar del mundo. Se ubica a la entrada del pueblo, con buen aparcamiento y bien localizado para ir andando al centro. Todo muy limpio y correcto, incluido el servicio. El hotel tiene un estilo rural, con las habitaciones ubicadas en unos pasillitos al aire libre que recuerdan a patios de vecinos, decorados con macetas para acompañar al verde que hay en el pueblo. De noche muy tranquilo y, en verano, muy fresquito (algunos a lo mejor deberían considerar echar una rebequilla). Aún así dentro de las habitaciones hay aire acondicionado para que no pases ni frío ni calor. También cuenta el hotel con salones para leer, trabajar, jugar a algún juego de mesa, etc. Fuimos en época COVID y todo súper controlado, transmitía mucha seguridad. Las habitaciones tienen su cuarto de baño perfectamente equipado con ducha. El restaurante del hotel también es una buena opción para comer, cenar o desayunar; contando incluso con un patio interior encantador para la noche. Para nosotros fue el paraje perfecto que nos sirvió de enlace para visitar también Grazalema, Benamahoma y todos los pueblos de alrededor; y la verdad que fue un acierto por lo fácil que era el acceso y la salida del pueblo desde el hotel en coche.