Estamos a punto de explotar. Para mi goteo, creo que tenemos el queso frito. Usted clame el marinero de infarto. El codillo para dos era también excesivo, acompañado de una guarnición súper generosa de patatas fritas naturales y un plato de remo, diría que podrían compartirlo incluso entre tres o cuatro personas. Pero lo más destacado es el servicio que Alberto nos dio, el camarero, fue extraordinario. ¡Gracias! ¡Volveremos!