Fuimos a la familia a comer, no fue la primera vez que fuimos y se sentaron en dos mesas, una junto a otra, porque éramos 14 personas. entre que todos llegamos y elegimos los segundos, los que entran son los que son, el restaurante estaba lleno y todo se retrasó. y allí entra en juego el servicio, una camarera latina, nos dijo junto con el acento que ella le dio, que sólo merece un excelente atractivo profesional. Se disculpó por el retraso, pero estaba prácticamente solo en un salón bastante grande, nunca perdió la educación, y me imagino la sonrisa, pero la máscara no le dejaba ver. La gente como ella hace grandes negocios. Por otro lado, ya sabíamos lo que íbamos a hacer, la comida es buena, bien hecha y es un detalle de los flancos de huevo de postre casero. Repito, sin duda.