Recomendados por un experto de la zona, fuimos de casualidad pues en el pueblo cercano estaba todo ocupado además de ser muy turístico. A escasos minutos en coche, nos encontramos con un pueblo tranquilo y Casa Pepa. Una casa rural, acogedora, sin agobios, con un patio precioso, una paz increíble. Disfrutamos de su cocina.......unas croquetas caseras, unos puerros abiertos por la mitad con salsa de queso, un lacón ahumado también casero, una ensalada maragata y un entrecot de vaca para dos niñas. postres tradicionales y una botella de vino tinto La Florida. Café de puchero, agua y pan por menos de euros. De maravilla y para volver a repetir pero durmiendo en la casa que también da la opción......