restaurante tranquilo, acogedor y situado en un ambiente muy agradable, en él se siente en plena naturaleza. El pequeño pueblo está casi deshabitado, pero muy bien cuidado y la mano del restaurante y la casa de campo que tienen junto a la comida perfecta, hecho en casa con toques innovadores (MaAngels ensaladas, un placer) los niños siempre tienen que elegir, con platos a su gota la relación calidad/precio es muy bueno. para repetir y recomendar.