Fuimos un poco por referencias Es un hotel restaurante que está cerca del pueblo, al lado de una gasolinera. Ya sé que no suena bien, pero es una maravilla una vez cruzas la puerta. Ambiente rustico con decoración cuidada. El servicio, a pesar de la juventud de las camareras, es muy bueno. No hay carta, solo un menú único con unas mantequillas, aperitivos, un primero, segundo y postre. La bebida es aparte. En nuestro caso, de primero ravioli relleno de setas y de segundo codillo de cerdo a baja temperatura. Todo muy bueno. De postre flan casero con bizcocho de zanahoria y helado de queso fresco. De beber tomamos dos cañas, una botella de Lunas, y cafés. Como el menú son pagamos al final No sé si será el mejor del valle, pero desde luego un sitio para volver.