5 /5
Valoración media
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Aunque no es mi estilo catalogar con CINCO PUNTOS un bar, debo hacer una excepción con este rincón de Alella por varios motivos: La limpieza. A pesar del rancio abolengo que supongo a este bar de pueblo, dada su clientela y su decoración, evidentemente anticuada, cabe resaltar la limpieza exquisita tanto en barra, mesas, presentación de platos y estado general del local. Ni un papel por suelo, ningún atisbo de mesa sucia tras un servicio y pulcritud absoluta en el vestuario e imagen del servicio. La amabilidad y calidad del servicio. El personal de mesas (una chica en concreto nos ha atendido siempre) ha mostrado siempre un trato amable, correcto, eficaz y muy profesional. En todo momento ha resuelto nuestras dudas con eficacia y amable determinación, lo cual dice mucho de su conocimiento de la cocina con la que trabaja, que no es poco en estos tiempos. Estoy harto de camareros en locales de más alta alcurnia, que no saben, que dudan, que ignoran desvergonzadamente el producto que venden, un autentico desastre en la hostelería actual. Pero como digo, este no es el caso, sino todo lo contrario, amabilidad, profesionalidad y amor y conocimiento del producto manejado, un diez. El trato en la barra por parte del camarero, aunque ha sido escaso, ha sido siempre amable y solícito ante nuestras preguntas, mas referidas a otros asuntos que a los puramente gastronómicos. La calidad del producto es impecable. Cocina casera, realizada con cariño y dedicación y manejando el producto que se conoce, predominando el de la zona a buen seguro, dado el cariño que profesan a su pueblo, a Alella a juzgar por la decoración, casi monográfica del local. A lo que voy, sin grandes pretensiones, bocadillos y platos de toda la vida manejados con soltura que se nota y se palpa y un limpieza y presentación ejemplar, que te anima a simple vista, a comer unos platos tan sencillos como deliciosos. Cuidado con los bocadillos, el tamaño es tan grande como apetecible. El tiempo invertido entre la confección de comanda y presentación del plato es más que correcto, y viene cubierto por una rápida colocación de la bebida y una tapa de aceitunas para amenizar la espera. La relación calidad precio es extraordinaria, no se puede comer mejor por estos precios (adjunto tickets). Todo ello hace del BAR VIÑALLONGA, un lugar de referencia en Alella, que siempre me tendrá como cliente y SIEMPRE RECOMENDARÉ como visita indispensable al muy bonito y acogedor pueblo alellense.