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Valoración media
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Un restaurante en Almería al final de la avenida Federico García Lorca y cerca del paseo marítimo. Es un restaurante de nivel, come muy bien. El día que fuimos a comer sólo había tres mesas ocupadas, el dueño y el propietario estaban en todo momento atentos a sí mismos todo estaba bien y si estábamos satisfechos con todo. En todo momento estaban muy atentos y amables. Pedimos una ensalada que luego resultó ser muy abundante, un arroz mezclado que habían hecho recientemente, y una fritura de pescado. Para el postre pedimos leche frita. Al llegar, nos pusieron a cada uno en una entrada gratuita, una tortilla de frijoles, también pusieron un tazón con ajoaceite. También nos sorprendió que después de los 2 platos principales y antes del postre que habíamos pedido compartir pusieron dos postres individuales de cortesía, un pequeño pedazo de pastel con crema en los lados. Nos gustó la comodidad del local, las sillas, la tranquilidad del ambiente, la velocidad en la que nos sirvieron. Fue una experiencia muy agradable. Para volver. (En una de las fotos se puede ver la historia de la comida a la carta)