1 /5
Valoración media
★
la comida se debía a la celebración de una comunión. Tomamos algo en el bar en el primer piso, donde también tienen una panadería/confidel. En la planta superior hay varias mesas y habitaciones privadas, en las que éramos unas 50 personas, todo en un ambiente rústico, pero muy encantador cuidado. el servicio muy atento, no tenías que esperar nada entre plato y plato y no conseguiste el ritmo. Las tazas siempre estaban llenas y te ayudaron en lo que podían. Nos comimos varias entradas, el muy buen jamón, una ensalada de cigala y muy bien presentado violación y el muy buen cod coco. Nos dieron cuatro segundos para elegir, pero a pesar de su fama no pedí un cordero leal, que ellos comentaron era muy bueno, y yo descansaba para el solo buey, poco eco, pero muy bueno y bien acompañado. el pastel muy bueno aunque demasiado dulce para mí. Tengo mucha de la belleza de la carta y la atmósfera en general, pero no puedo pensar en la calidad de relación / precio desde que era un invitado.