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Y así podemos imaginar que enmascaró morisco a uno de los relojes de la fortaleza. antes de su mirada, un dulce valle de olivos y olivos que se encuentra entre la perezosa niebla jirones. En el fondo, el espejismo del mar erigido de montañas azules. Huele a aceite, aceitunas recién prensadas, las últimas bragas de la noche. viva marrabonela con naturalidad su esencia de calles rotas, de platos inusuales, de callejones que parecen no tener fin. Sólo ha sido pasar el arco junto a la fuente del Cristo y caminar por la calle josé hidalgo para comprobar en nuestra piel todas estas sensaciones. Cierran las calles, proyectan sombras entre sí. Casarabonela obliga al viajero a buscar y encontrar secretos escondidos en los rincones blancos. hemos viajado por la calle josé hidalgo, la calle municipal juan díaz y el veracruz calle abajo para conocer nuestro primer destino, el ermitaño. http://