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Valoración media
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Nos presentamos en el restaurante tarde e inservible, pero un as nos dio una buena mesa en el salno, ya que amenazó la lluvia y preferimos no tentar la suerte en el patio, tan hermoso como era. Mi esposa descansa en la presa, que incluye salmn tartamudeo y arroz al marinero. Aunque la calidad era indiscutible, su precio nos parecía algo alto. Opto por un raviolis de cuero cabelludos y un entrecot, que estaba en su punto y muy jugoso. Aunque nuestra camarera, marihuana, nos trata con profesionalidad y simpatías, extrañamos que nos obsesionó con un licor, algo que ha sido una tnica constante durante nuestro viaje por catalua a pesar de haber pagado mucho menos al final estábamos charlando un buen rato con el propietario, que no parecía en absoluto tan grosero como él leía aquí. es una mujer trabajadora que lucha por mantener da