3 /5
Valoración media
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Cuando llegas a Petit Komité lo primero que descubres es que es un lugar privilegiado. Lo tiene todo para que la experiencia sea perfecta: un antiguo caserío remodelado, en un enclave tranquilo, un comedor decorado de manera original y al detalle y con una terraza y jardines alrededor donde poder disfrutar tanto antes de un aperitivo como después de los cafés y lo que se tercie. La carta a la que ya habíamos echado un vistazo antes de la visita prometía: una carta donde el producto de calidad prima por encima de cualquier otra cosa y la guinda del pastel eran las brasas, esas que eran tan vanagloriadas en su pagina web.Y honestamente no podemos decir que nos decepcionara la calidad pero nuestra visita se debía en exclusiva a probar su carne en sus afamadas brasas. Pero ¿qué crees? que al ser jueves las brasas no estaban operativas así que no era posible disfrutar de esa opción. Nuestra decepción, como te puedes imaginar, fue máxima porque esa fue la razón que nos decantó a elegir el lugar. Así que ¿recomendaría el lugar? Sí, la carta es interesante, el servicio a la altura y el lugar singular. Pero me aseguraría, siempre y cuando quieras algo a la brasa, que tienen las mismas en funcionamiento. Por lo que nos indicaron las tienen durante el fin de semana así que no dudes en confirmarlo al hacer tu reserva. Más vale prevenir que lamentar.