3 /5
Valoración media
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Si bien está catalogado como el mejor de Jaraiz, me gustaría desgranar esta valoración en varios aspectos para aclarar al lector la verdadera valía de este restaurante: En primer lugar, la terraza es una verdadera pasada. Merece la pena cenar ahí en verano solo por esto. Eso sí, hay que reservar en la zona bajo la pérgola, que es lo bonito. El servicio en general es bueno. Hay una camarera jovencita que es un amor, hace todo fácil y es de lo más servicial. No puedo decir lo mismo de la maître, que suele ser mucho más seca (aunque siempre correcta). Los platos salen a un ritmo un poco lento, pero esto es algo bastante frecuente en toda Extremadura. La carta es corta y va cambiando por estación. En invierno recuerdo unas migas realmente buenas, aunque ahora en verano los platos suelen ser más ligeros. Y los platos… No terminan de arrancar. Nombres pretenciosos para resultados inconclusos, información engañosa… Nombran un plato de una manera y luego resulta no ser lo que has pedido. Por ejemplo, los huevos rotos no son tal cosa (patatas cocidas con huevos revueltos ya mezclados). Se pierde la magia del plato que es precisamente poder romper los huevos. Respecto a la calidad, muchísimo mejor la carne que el pescado. Por más que lo intento, jamás he probado un buen pescado en este sitio. Siempre es mejor optar por la carne porque la clavan. Por último, el menú del día de lunes a viernes sí que merece la pena. Cocina tradicional, bien cocinada, sin pretensión alguna y con fantásticos resultados. Todo ello a un buen precio.