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Valoración media
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Llegamos el sábado por la mañana para disfrutar de la zona, su comida y sobre todo la tranquilidad y calidez de la maria y Antonio. Nos detuvimos en el restaurante, mientras observamos el juego de la final de los campeones, con platos tan típicos de la zona como los Jabalí y los embutidos. Al día siguiente, después de un verdadero descanso en la habitación debido al silencio, quebrado por los bordes de las aves, que prevalece en la zona y después de desayunar y hacer una oleada de los muchos que se pueden hacer por la zona .... comida antes de regresar a casa, alubias con espectacular bogavante y un generoso segundo plato de vena estafada acompañado de papas fritas y una bolsa de motivos. Después de un pequeño descanso, acostado en la hierba de las instalaciones, regresó a casa, descansado y bien comido y surtido de los viandas de la zona, que tan bien saben cocinar antonio y María, dejando el puente que da acceso a la dirección de carretera Correpoco, ya sientes la necesidad de regocijar este maravilloso lugar que tantos años ha estado haciendo las cosas perfectas. Volveremos, espero que sea antes.