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Valoración media
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ubicado en un antiguo pueblo minero y siendo escenario del camino de hierro verde y carbón es normal que es un lugar a el que asisten ciclistas y caminantes que se detienen allí para tomar un refresco antes de continuar su camino. pero también es cierto que muchos clientes vienen en coche sólo para probar tan platos. para algo será. debido a esto es recomendable llamar para hacer una reserva. Aun así, si vienes sin ella, hacen todo lo que pueden para encontrar un agujero y acomodar al visitante. Leí en algunas reseñas que el trato no es bueno. En nuestro caso, el acuerdo ha sido amable y el servicio impecable. los camareros, a pesar del trajín (el restaurante y las 2 terrazas, uno a la puerta y el otro en una hermosa fecha límite con una fuente, llena de educación y velocidad. de la comida no se espera platos de estética minimalista, ni deconstrucción. es comida casera con ingredientes de calidad y deliciosos donde cada cucharada te transporta a la cocina de la abuela. el precio (17, 95€ es lo habitual para cualquier menú de fin de semana, pero en la costa salí con la agradable sensación de haber pagado el joto por los recibidos, por no mencionar que es de los pocos lugares en cataluña donde en el primer plato que sirve a voluntad. En el pequeño pueblo hay un gran aparcamiento que está a unos 100 metros del restaurante donde se puede salir del coche y si va en bicicleta es recomendable tomar una cerradura para dejarlo en las inmediaciones del restaurante.