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Valoración media
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Llegamos por casualidad buscando un lugar para comer, venimos de un examen de oposición en el que nos dieron palos al cielo de la boca y necesitábamos elevar la moralidad. Salimos del nemesio feliz como una Pascua y muy bien comido. el lugar es un verdadero capricho (el jefe nos lo estaba mostrando) y tiene un ambiente acogedor y muy colorido. para la comida hay dos opciones y envía tarjetas: bar y comedor. El jefe, con toda la honestidad e intuición de que éramos más pobres que una rata peluda, nos sentó en el bar y nos aconsejó que fuéramos hamburguesas con algo de entrada. Pedimos un hierro sepia, que viene con las papas y su alioli suave, y algunas hamburguesas de carne que sabían que el niño jesuita mordía. el menú del bar también tiene tostas, sándwiches, sándwiches, entrantes y postres. El comedor lleva incots, singles y más carnes con una pintura tremenda que no terminamos de leer porque nos daba un mareo. la excelente comida (con patatas fritas naturales, sin horror congelado y abjeto) y el jefe debería habernos visto tristones porque nos amenazó con chistes y chistes. Ya hemos avanzado que la próxima vez que vayamos a Madrid a hacer una prueba, caeremos allí religiosamente para comer algo. Y si lo aprobamos, incluso entramos al comedor.