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Valoración media
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¡Qué gran descubrimiento! Ha sido totalmente fortuito, de esas casualidades de la vida que hacen que de vez en cuando se alineen los astros. La cocina está buenísima. Es de los sitios donde mejor he probado el filete de hígado con PX. Pero lo que está verdaderamente espectacular es algo que uno no se espera encontrar en un restaurante como éste: el menudo. No muy picante, sin garbanzos y de textura melosa, muy melosa. Si vas y lo tienen, no dejes de pedirlo. Y además, su digestión no se hace nada pesada. La mayoría de los platos se pueden pedir como tapa grande (más bien medía ración) o ración completa. La carta de vinos tiene una reducida pero selecta selección de vinos de Jerez y de la Tierra de Cádiz, muy acorde con los platos. El servicio es razonablemente bueno. Familiar, pero muy cuidado. Sin caer en el compadreo y sabiendo cada cual su sitio. Las carencias del personal más joven son rápidamente cubiertas por el más experimentado, especialmente por el jefe de sala, un profesional al que se le notan los muchos años de oficio en esto. Actúa eficazmente y con discreción. El ambiente es tranquilo y la decoración moderna y discreta. Luminoso en la parte que da a la avenida, más apagado al fondo. Tiene una gran terraza detrás, ideal para los medios días de otoño-invierno o las noches de primavera-verano. El precio ronda los €/persona, como siempre dependiendo de la cantidad de platos y de la bebida elegida. No está mal si se tiene en cuenta el conjunto de la experiencia. Prometo volver.