3 /5
Valoración media
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Fuimos varias parejas y pedimos todo al medio, hubo cosas muy buenas, otras excelentes y algunas muy normales. No nos gustó el servicio, intentan aparentar un servicio de más calidad que la que ofrecen, si bien cambios platos, cubiertos y copas a cada cambio de vino, o de plato, los camareros intentaban dejar los cubiertos con su orden correcto sobre una peana para el menester, pero si alguno quedaba mal colocado, ni se inmutaban. Uno de los que fuimos, se levantó a coger la botella de vino, que la dejaban separada en una mesa auxiliar y el camarero le pidió que no volviera a hacerlo, que ya servía él, pero fueron varios los momentos que varios comensales coincidíamos con la copa vacía. Hablando del vino, fueron varias las variedades que pedimos de las que tan sólo disponían de dos botellas. Un detalle que comentamos, fue el hecho de que no hubiese mantel. Y por último la lentitud en servir. En definitiva un precio ligeramente excesivo, un producto de calidad, bien tratado y bien cocinado, pero el servicio, por mucho que vayan de traje y corbata y pinganillo al oído, dejó que desear, y es que el hábito no hace al monje. No nos negamos en redondo a volver, si en alguna comida con alguien, ese alguien lo propone, pero no será nuestra propuesta.