4 /5
Valoración media
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El primer viernes de mayo pasamos por este restaurante en nuestra caminata turística por la Calzada de los Frailes. Íbamos al Convento y nos llamó la atención. De regreso decidimos entrar debido a que teníamos hambre y sed. ¿Qué nos decidió a hacerlo? Sencillo, no fueron las recomendaciones de Trip Advisor, sino simplemente que tenía gente cuando los otros restaurantes estaban vacíos. Lamentablemente, un turista extranjero nos ganó la última mesa disponible en la parte de afuera, por lo que tuvimos que entrar muy a nuestro pesar (Afuera está muy agradable por la noche fresca, el ambiente calmado y los viandantes que pasan). La atención de los meseros fue buena, algo simpática. El personal se esfuerza en ser amable, tanto que hasta un mesero intentó volver a tomarnos la orden, lo cual me provocó risa, no molestia (era clara su intención de agradar). Pedimos un pan con queso, una pizza vegetariana, una cerveza de barril mezclada y una capuchino deslactosado. No tardaron mucho en servir y todo estuvo muy rico. La pizza deliciosa, el pan de antología y las bebidas; una muy fría y otra bien caliente. El precio muy acorde a lo servido. Le pondría Excelente al lugar, pero hubo algunos detalles que no fueron muy de mi agrado, y eso por haber entrado al lugar. Primero: la música ambiental no era muy buena que digamos, no para mi sector de edad, pero sí para los gente joven (supongo). Aquí pueden decir que es cuestión de gustos y lo acepto. Segundo: la televisión que estaba sobre nuestra mesa (sin sonido gracias a Dios) estaba sintonizada en un canal de peleas a golpes y patadas, bastante agresivas y violentas. Digo ¿es un Sport Bar? Se me hizo de mal gusto máxime que la totalidad de las personas que estábamos adentro eramos parejas. Si a los meseros les gustan los golpes, por favor que lo vean en sus casas. Aquí sí recomiendo otro tipo de canales. Ese está muy violento, pero también me podrían decir que es cuestión de gustos. Tercero: el bar y su cantinero están entrando a la derecha, lo cual no tiene nada de malo EXCEPTO porque licuan las bebidas ahí mismo. El sonido es terrible para un local cerrado. Claro, lo único bueno es que por 15 o 20 segundos no se escuchaba la música. Pero tampoco se puede conversar. Un último detalle: los meseros son amables pero se nota que se esmeran mucho en atender a los clientes extranjeros, que son los que suelen sentar afuera y ordenan bebidas a cada rato. Bueno, es un bar ¿no? Espero que la próxima vez que los visité si encuentre mesa afuera.. No me agrada cenar con música eléctrica, patadas y ruido de licuadoras perforando mis oídos. Sí, lo reconozco, ya estoy envejeciendo pero supongo que eso no es problema para visitar el lugar ¿o si?