4 /5
Valoración media
★
★
★
★
Quizás lo mejor de la experiencia es la ubicación del restaurante, y si además te conceden una mesa junto a la cristalera y con vistas a la ría, pues mejor que mejor (a nosotros nos tocó junto a la cristalera pero con vistas a los tejados vigueses).Optamos por el menú Tempo, añadiendo la degustación de quesos (todos eran bastante fuertes, así que hay que tenerlo en cuenta). Todos los platos estaban ricos (yo destaco como positivo la cacheira, por lo diferente y por la rica espuma; y como negativo la degustación de aceites-sales-mantequilla, con unos aceites muy planos, con variedades demasiado conocidas), pero ninguno te hace decir “solo por esto ha merecido la pena”, bien elaborados pero sin lo especial que busco en un restaurante con estrella.Aunque las raciones son pequeñas no nos quedamos con hambre, tras dos horas salimos bastante llenos (y eso que nosotros comemos a base de bien).La atención fue correcta, quizás algo distante (salvo una chica que nos sirvió algún plato, que fue más cercana y simpática). Está bien que cada vez haya más chicas en sala, aunque en la cocina creo que solo vi una).Bueno, es uno de los restaurantes con estrella a los que no volvería. Está bien ir, pero no para repetir.Solo como anécdota porque me llamó mucho la atención, la puerta del baño masculino se abre a fuerza de empuje y de cada lo intentaban pero no podían y creían que estaba ocupado, así que se quedaban esperando o paseando hasta que lo volvían a intentar con más fuerza y éxito (nuestra mesa estaba cerca y los “paseantes” casi estaban con nosotros. Se lo comentamos a uno de los camareros y nos dijo que les ocurre desde hace tiempo!!!!