5 /5
Valoración media
★
★
★
★
★
Viernes a las 21.30, con toda la gente de la ciudad caminando y comiendo en los bares, todos reservados o ocupados, Basho también. A pesar de eso, y de ser los camareros que trabajan para arriba, preguntando a uno de ellos sobre la posibilidad de una mesa para dos, sólo recibí una respuesta con bondad, buen trato y mucha simpatía. Nos ofreció sentarse en un pequeño bar delante de la ventana para tomar algo y descansar y si algo no estaba ocupado, nos advirtió. Más que comer, lo que queríamos era sentarnos un poco y tomar una cerveza fría después de un largo paseo y allí nos hicieron ese pequeño lugar a pesar del trabajo que estaban teniendo. Nos quedamos sólo por un tiempo, aunque ya, antes de salir nos ofrecieron una mesa que era escasa pero no teníamos hambre, habíamos estado toda la tarde husmeando y no queríamos ocupar la única mesa libre que tenían en ese momento, a pesar de ver que algunas cosas van más ricas que otras. Gracias Rafa por su simpatía, profesionalidad y calidez con los clientes. Y gracias a todos aquellos que estaban trabajando en ese momento porque aparte del impresionante movimiento, eficiencia y buenas olas estaban respirando allí, aparte de un gran olor. Si volvemos a Zaragoza no olvidaré hacer una reserva en Basho