Fuimos a cenar acompañados de unos amigos que ya conocían el lugar y no se equivocaron al llevarnos allí. El local es bonito con un techo de ladrillo visto y una gran cantidad de referencias de vino. Probamos los nachos que quiero decir que son de los mejores que he comido nunca, volvería aunque sólo fuera para comer un plato de nachos yo solo, sin compartir con nadie y a un precio genial. También probamos el pan con tomate (tienen opción gluten free) acompañado de un plato de jamón ibérico. Estaba muy bueno el jamón. Continuamos con unas croquetas de rabo de toro y por último un tartar de atún muy bien elaborado y aliñado. La experiencia fue genial, muy recomendable y a un precio genial. Volveremos seguro! Quiero otro plato de nachos.