Trabajo cerca del restaurante, y siempre me sentí atraído por su carta, y anoche finalmente me rendí ante los aromas de curri y cordero Madras, precisamente fue ése el plato estrella de la velada, acompañado de la pintoresca combinación de una decente ración de Kema rice, que junto con la espesa salsa del cordero, en algún momento me hicieron entrecerrar los ojos, y sentir la atmósfera cargada de aromas de especias ancestrales. Al principio mis papilas gustativas se dejaron seducir por un par de samosas de carne, recién hechas y con la característica de la comida indú frita, que provoca repetirla. La atención impecable y preocupada por mi cara de crítico disfrazado. Los precios justos con respecto a la calidad del menú. Ya volveré y les contaré.