Fuimos a comer un grupo de unas 25 personas. Lo que me llamó la atención es que en ningún momento nos dieron carta para que pudiéramos mirar algo, ni siquiera una, ni carta de comida ni la de postres. Al final pedimos unas cuantas raciones y un arroz. El arroz no estaba mal, pero la lechuga de la ensalada no me gustó nada, sabía mucho a tierra. Las croquetas muy buenas, al igual que los mejillones. Los postres eran caseros, muy ricos y bien presentados. El personal estaba un poco saturado, había mucha gente. El restaurante está muy cerca de la playa y tiene una terraza muy grande.