El trato es increíble, los camareros perfectos. el lugar muy acogedor y en una de las calles más hermosas de sevilla, al final de la calle se puede ver la plaza del triunfo la catedral y la spinlda. Nos pusieron un aperitivo súper bueno y espectaculares panes rústicos, súper crujientes y calientes. La comida es definitivamente lo mejor que hay que hacer con una tapa. la calidad es muy buena y la cocina perfecta.