La visita es interesante y el lugar es bonito, la guía lo hizo muy ameno. El espectáculo de hipnosis fue entretenido, pero no le vemos ninguna conexión con la medicina ni con la visita. Decir que la hipnosis puede tener beneficios sobre la salud de una persona es una creencia probada científicamente errónea desde hace décadas. En cuanto a la cena lo intentan asociar a Ramón y Cajal y la neurociencia sin sentido alguno, es una comida sin más, con algunas presentaciones curiosas, pero al azar y sin criterio ni relación con la temática. Los sabores no sorprenden y no encontramos ningún juego con los sentidos (gira más en torno a una temática de arqueología). De las peores cosas: el plato de carne que te tienes que preparar tú sacando la comida de unas bolsas de plástico. Muy cutre. El postre servido en un recogedor de plástico encima de un film comestible que al mojarse se deshace y acabas comiendo del recogedor... En fin, recomendamos la visita, pero nada la cena. Por el precio que pagas esperaríamos un menú más trabajado. Hemos visto como contestan a las malas reviews y decir que nos habíamos informado previamente y nos ha decepcionado igual.