He venido varias veces y me encanta. El local es enorme, está muy bien ambientado y tiene rincones muy acogedores. Nunca me cansaré de pedir el té pakistaní, por mucho que lo intente en casa, no me sale igual de rico. Y mención especial a la pastela moruna, increíble, la más rica que he probado nunca. Las puedes encargar y te las hacen de un día para otro. Un buen detalle para llevar a una comida por ejemplo. recomendable.