Además de la sidreria, tiene en los pisos superiores pequeños comedor, en uno de los cuales éramos y aquellos a los que se accede por una escalera de la sidreria, cabe señalar que también tiene un ascensor, muy útil para alguien con movilidad reducida. Fuimos tratados por una chica muy amable, pero el servicio era muy lento, imputable a la cocina, y que a pesar de que éramos sólo tres mesas, una de ellas grandes, algunas personas y otras dos pequeñas, incluyendo la nuestra. indica que en el comedor en el primer piso no había nadie, tengo la duda de saber si tenían más gente si tendrían más personal o el servicio sería aún más lento. En cuanto a la comida todo lo que comimos era bueno y con una relación calidad precio normal, si exceptuamos las mejillas que me parecían caras. Volveré.