Descubrí este local hace años, cuando aún no se había expandido, mientras buscaba algún sitio para cenar algo con mi pareja mientras esperábamos a que fuera la hora de ir al cine. Nos llamó la atención el trato, muy amable y animado. Convencidos por la oferta, ese día probamos sus pizzas, que estaban muy buenas, y todo ello a un precio bastante razonable. Con el tiempo se convirtió en uno de nuestros sitios habituales para picar algo cuando estábamos por la zona. Y si en la primera visita fueron las pizzas, en las siguientes ya fueron las empanadas argentinas, que estaban igualmente deliciosas. Por aquél entonces el único punto negativo era lo pequeño que era el local, con apenas dos mesas y un poco más de espacio en la barra. Con el tiempo abrieron un nuevo local algo más grande cerca de este. Y entonces nos pareció que seguían manteniendo calidad y trato, por lo que seguimos yendo ocasionalmente. Pero según han ido pasando los años la calidad se ha visto afectada negativamente. Siguen siendo buenos productos, pero ya no es lo que era.