Miramar
➤ Pista De Cubeio, 15937 Boiro (Coruna), Spain
Mariscos, Desayuno, Carne, Café, Vino
"Haberlas, haylas . Nunca he creído en brujas ni en todo el surtido de espectros y efectos paranormales. Siempre me han parecido cosas de niños e in-cultura popular. Pero después de mi paso por Galicia, debo reconocer que quizá mi punto de vista haya cambiado ligeramente. Las meigas gallegas han cumplido su deber y, a base de suculentas pócimas, paisajes hechizadores y diversión embriagadora han conseguido hacerme creer que su tierra es uno de los enclaves más cercanos al paraíso. El viaje empezó el pasado 28 de junio. Pronto. Muy pronto. A las 4:00 a.m. recibí el primer hechizo aún estando en mi casa. La llamada espectral surgió efecto y me apañé rápidamente para recoger al chief, Tirso Maldonado. Ambos bajo los efectos del mismo encantorio, nos dirigimos al aeropuerto de El Prat (Barcelona) para coger nuestra escoba y volar hasta el aeropuerto de Santiago de Compostela. Del vuelo... poco que decir. Puntualidad, poca gente y alguna cabezadita. Tan pronto aterrizamos, recogimos las maletas y tomamos el tercer café del día (y eso que sólo eran las 8:15 a.m A los 5 minutos apareció Marcos, el organizador del blogtrip y, desde ya mismo, un auténtico crack! Él solito consiguió que los 5 participantes del viaje nos sintiéramos como en casa cada minuto que pasaba. Un auténtica joya de persona. Sin duda, el mejor aliado de las meigas Nos subimos los 3 en su coche y fuimos directos a Santiago. Después de aparcar el coche, hicimos una visita a Sagrario Álvarez, alumna de Tirso y compañera de Marcos en un curso de redes sociales. La Jefe de Ventas del Hotel Compostela nos estuvo enseñando la remodelación de este buen hotel de 4 estrellas y nos invito al cuarto café del día. ¡Qué sueño! De ahí, pasamos a visitar el casco antiguo de Santiago. Callejeamos por algunos de los rincones de esta Ciudad Santa Es impresionante la tranquilidad y paz que se respira. Sólo las campanas de la Catedral rompían el silencio. Allí, en la Plaza Obradoiro, contemplamos la meta de los peregrinos. A esas horas aún con poco tráfico de personas. Una joya de obligada visita. Tampoco debéis perder la oportunidad de visitar el Parador dos Reis Católicos. Su construcción e historia lo convierten en un lugar muy recomendable en vuestro paso por Santiago. Saliendo de este precioso hotel, Marcos se propuso enseñarnos el significado de la palabra contraste La siguiente parada fue en el Bar Ourense, en la Ruda do Franco, una pequeña tasca, de esas que te transportan a tu juventud. Con olor a vino rancio y madera gastada, recordamos nuestra vida universitaria mientras intentábamos bebernos un vino blanco marca de la casa. Sin duda, el caldo ancestral y el calor que hizo estos días no fueron los mejores aliados para el tramo de curvas que nos esperaba hasta la Costa da Morte. Mi llegada fue un poco mareosa, digamos. Al poco tiempo, me recuperé para empezar a visitar la zona junto a Enrique, comercial del Grupo Insua, que se unió a la fiesta como conocedor de uno de los puntos con más misterio de Galicia. Aunque Enrique nos había preparado una ruta en cayac, la acabamos desestimando por el viento y decidimos ir hasta la cascada del Ézaro, una auténtica fuente de inspiración y un buen lugar donde coger fuerzas. Altamente recomendable. Como también lo es el mirador. Aunque, eso sí, no intentéis subir en bici... ¡Las rampas llegan hasta el 30%! Será por eso que se convirtió en final de etapa de la pasada Vuelta a España. ¡Qué vistas! ¡Allí está el fin del mundo! Quizá envueltos de este espíritu braveheart, bajando del mirador, Tirso y Enrique decidieron poner en práctica sus habilidades para volar. El objetivo, saltar de una roca de aproximadamente 3 metros de altura. Cara y cruz hubo para esta aventura y Enrique tuvo la mala fortuna de no controlar la caída. Aunque la cosa no parecía grave, sufrió un percance en la espalda a raíz de un mal aterrizaje. A pesar de ello, con alguna molestia, no se quiso perder la comida que tuvimos en la Peixería Mar Viva. ¡Madre mía! ¡Qué marisco! Centolla, almejas, navajas... Los productos de la tierra y vino Godello para amenizar la comilona. Realmente exquisito en la comida y el trato, donde pasamos unas buenas risas. La próxima parada sería el Hospital de Cee. Finalmente, Enrique tuvo que asistir a Urxencias, ya que el dolor le iba a más. Así que lo dejamos en la visita médica mientras Marcos, Tirso y yo subíamos al coche para hacer los 10 kms que hay hasta Finisterre. Sin duda, no podíamos permitirnos el lujo de pasar por alto este punto, el km 0 del camino de Santiago. Después de este viaje, estoy seguro que la tierra se acaba allí. Sin mucho tiempo para disfrutarlo, tuvimos que recoger a Enrique del hospital y, a continuación, recorrer 80 kms más cargados de curvas hasta Boiro, nuestra sede central para estos días de ensueño. Nos hospedamos en el Hostal Miramar, un lugar que te ofrecerá una vistas de hipo. Ya era tarde, así que nos dimos una duchita rápida antes de afrontar la última de las sorpresas del día. Nuestro anfitrión había preparado para la ocasión un fantástico maridaje para cenar con vinos de la zona. A la cena, que compartimos con otros comensales, se unieron los otros 3 integrantes del blogtrip: Jimmy Pons, María y su hijo Unai, de 9 años. Todos estuvimos atentos a los consejos y recomendaciones para degustar los exquisitos platos que nos prepararon en el restaurante Miramar, situado justo enfrente del hostal y que regenta el mismo Marcos. Un lugar indispensable si visitáis Galicia. Ubicado justo encima de la Ría de Arousa, tienes la sensación que casi puedes tocar el agua sentado en la mesa. Al carpacho de pulpo con brotes de lechuga y patata pochada; y el bacalao trufado con grelos lo acompañaron los vinos de las bodegas Godeval. Hablamos de matices, de sabores, de características y.... de lo buenos que están tanto el Godeval como el Cepas Vellas, dos vinos blancos 100% Godello que hicieron más rica, si cabe, la cena del viernes. De postres, un San Ramón con sorbete de mandarina. ¡Para chuparse los dedos! Sin duda, la mejor manera de acabar un día que empezó temprano y acabó de madrugada. La cama nos esperaba. Lo bien que sienta tener el hotel al otro lado de la carretera cuando estás cansado, no tiene precio El sábado, Tirso y yo nos despertamos pronto para cumplir nuestros deberes corriendo un poco por la zona. Él prefirió la playa y yo soy más de asfalto. Así que cada uno tomó su camino. Nos reencontramos una hora más tarde para pegarnos una ducha y pasar a desayunar antes de empezar con las actividades programadas por Marcos. Menuda sorpresa nos estaba esperando. Con algún apuro horario, conseguimos llegar a tiempo (al final tuvimos que esperar un poquitín y todo) al Puerto de Aguiño, donde participamos en una excursión a bordo de una de las embarcaciones de la empresa de turismo náutico Mar de Aguiño. Fue una de las apuestas fuertes de este #centollatrip y, sin duda, valió mucho la pena. Durante dos horas recorrimos las aguas de las Rías y disfrutamos de magníficas vistas: el hotel La Toja, la cría de mejillones con las bateas... Todo a gran velocidad, comandados por un patrón y tripulación increíblemente atentos. Un 10 para todos. Al volver a pisar suelo, ya pasaban las 14h y subimos a los coches para regresar a Boiro Miramar para comer. Antes, hicimos una breve parada para disfrutar, de nuevo, de unas espectaculares vistas. Esta vez desde el mirador Pedra da Rá. El azul, el verde y el arena se confundían y entremezclaban a la perfección. Un stop en el camino que nos sirvió para coger aire después de la experiencia cañera a bordo de la lancha y antes de degustar la buena carne que nos esperaba en el restaurante. Ya sabéis, si vais a visitar Galicia y os pasáis por Boiro Miramar, olvidaos de las dietas. Os será imposible seguirlas Después del festín en la terraza del restaurante, con el sonido del mar de fondo, era un buen momento para descansar un poco. Jimmy fammily se retiraron a su habitación y Tirso y yo a la nuestra para huir del calor que pegaba en ese momento. A media tarde, decidimos dar un pequeño paseo por Boiro. Marcos nos recogió un poco más tarde para enseñarnos uno de sus puntos mágicos de la zona, el mirador A Curota. La paz y tranquilidad que se respira desde este punto son indescriptibles. Los problemas huyen y el tiempo parece pararse. Un hechizo más de los muchos que nos habían estado enviando las meigas. Cuando pudimos despertar del sueño, tuvimos la ocasión de ver un típico animal de la zona. Un Tirsus Maldonadus, una especie en extinción que se caracteriza por sus saltos y un pelaje parecido a la de la ropa humana. Es difícil que deje avistarse, así que se puede decir que estuvimos de suerte Con tanto salto, se nos abrió el apetito. Pero tranquilos... Ahí estaba el restaurante Miramar de nuevo para calmarnos el hambre. Un buen pescado y marisco saciaron nuestros estómagos. En esta ocasión, la cena estuvo amenizada por las dos despedidas de soltera que se celebraban al lado de nuestra mesa. Sin lugar a dudas, una muy buena opción para llevar a cabo este tipo de eventos. En el Miramar se ofrecen paquetes que incluyen la habitación en el hostal, la cena y algunas copas. Todo a precio cerrado. Además, Marcos tiene buenos contactos en la zona y puede incluir otras actividades como la ruta en lancha de la mañana, por poner un ejemplo. Muy recomendable. Después de la cena, tomamos unas copas en la terraza. Gin&Tonics y ron con cola para acompañar unas risas mientras disfrutábamos de nuestra última noche en Boiro. Cuando quise mirar el reloj ya habían pasado las 3 a.m. Mejor no contar las horas que había dormido estos últimos días, jeje. Al poco me fui a la cama para coger energía pensando en el domingo, y en la nueva excursión atlética que quería hacer a primera hora (antes que el calor me lo impidiera). Y así fue. Empecé el domingo como el sábado. Corriendo por el paseo de Boiro una horita antes de ducharme y desayunar con toda la troupe. Aprovechamos la mañana para pasear por la playa y tomar un granizado y, cuando volvimos, ya nos estaba esperando la última comida en el restaurante Miramar. En esta ocasión probamos carnes de la zona acompañadas de trozos de fruta a la brasa. ¡Qué rico! La verdad es que nunca lo había probado y está delicioso. Sin mucho tiempo, hicimos las maletas y las dejamos en el coche de Marcos. Mientras él acababa el servicio, Tirso y un servidor subimos al coche de Jimmy fammily para llegar hasta Santiago. Mi vuelo de vuelta era a las 22h desde Vigo y Tirso vendría con nosotros para quedarse unos días por ahí. Callejeamos por el casco antiguo de Santiago. Esta vez con más tiempo que el viernes. Rincones y más rincones. La magia estaba haciendo efecto y, aún no me había ido, que ya estaba pensando en volver a visitarla. A esa hora de la tarde (las 17h aprox la temperatura seguía apretando y caminamos en busca de algún bar donde refrescarnos. Al final, en O Elefante nos despedimos del #centollatrip por todo lo alto, con un daiquiri de fruta natural, uno de sandía y otro de piña. Entró como si fuera zumo, la verdad. Cargados de vitaminas, esperamos la llegada de Marcos en su coche que nos llevó hasta Vigo. En el aeropuerto me despedí de ambos, dispuesto a coger el avión de regreso a Barcelona. Aún no sabía lo que me quedaba por delante... Los majos de Vueling anunciaron retrasos en el avión. Primero la cosa parecía demorarse 2 horas, pero poco a poco se fue retrasando más y más. Con el cansancio acumulado decidí buscar una alternativa y llamé a Tirso, que se hospedaba en el Hotel Zenit de Vigo para ver si me podía conseguir una habitación. Y así fue. Cambié el vuelo para el lunes al mediodía, cogí un taxi y acabé durmiendo una noche más en una cama al lado del chief. A él y al hotel, dar las gracias por dejarme hospedar a coste cero. A la mañana siguiente, subí a otro taxi hacia el aeropuerto para coger, esta vez sí con puntualidad, el vuelo que me llevaría de regresoa Barcelona. En el avión, tiempo para recordar todo lo vivido estos días junto con Tirso, Jimmy, María, Unai y Marcos, un anfitrión perfecto que nos ha hecho sentir a las mil maravillas. ¡Gracias Miramar, gracias Boiro, gracias Galicia! ¡Y vivan las meigas!"