Hemos estado varias veces, y hemos vivido de todo. Personal joven y amable, trabajadores pero a veces desbordados, los guiris a veces son demasiado exigentes y a los españoles como que nos dejan para después La comida está bien, pero en los precios de bebidas y postres se pasan, y cuando tardan en traer la comida, se bebe más... Sabiendo que es lo que hay en la zona, y sin estrés, si consigues una mesa mirando al mar y estás en buena compañía, pasas una comida o cena agradable. No admiten perros ni en la terraza, pero siempre hay gatos sueltos ¿? Se echa en falta al dueño o un@ buen@ encargad@ al pie del negocio. Hay vecinos de la urbanización que no les han dado una segunda oportunidad.