El domingo estábamos en este maravilloso restaurante. Todo fue impoluto. todo el personal, desde el primer segundo, era encantador y hospitalario. Comenzamos con un par de cintas en el bar. chorizo y longaniza a la brasa, arroz y tortilla... todo muy bueno y acompañado de un gran vino. Elegimos comer una ensalada para compartir y lavar chuletas. Tengo que decir que no me gusta el cordero, pero éste iba a morir de bien. y postres! ¡Espectaculares! nos unimos al sobre con la cena y continuamos con el gusto de la comida deliciosa: panceta, hilos, jamón... todo riquísimo y de calidad suprema. Sólo puedo agradecer a emilio, su familia y sus empleados por el tratamiento recibido. Nos sentimos en casa y lo pasamos muy bien. ¡Muchas gracias por todo! Definitivamente volveremos. Este restaurante tiene que ser un deber para todos.