Este ya mítico restaurante en sagunto y situado en el encantador barrio judío de esta ciudad, sigue ofreciendo platos caseros bien elaborados como por años. el toque francés en algunos platos sigue notando, ya que el matriarca de esta familia sigue monitoreando los platos que salen de la cocina, y fue varios años en franquicia. Ahora su hija está frente a las estufas y su preciosa nieta sirve las mesas. los precios son más bajos que la última vez que estuve allí, por 15€ se puede probar patés caseros y un arroz de bacalao hecho ex profeso, o peasado y dehuesados y una ensalada refrescante con queso de cabra, el vino muy recomendado, así como el delicioso mousse de chocolate. Es una gran opción después de patear el castillo y así las paredes y después de conocer el nuevo moeo (el muhsag), que está a pocos pasos de distancia.