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Reseña
El lunes 25 de octubre, comencé mi camino portugués con mis compañeros de escuela para relajarnos un poco. Después del duro inicio de este día, cenamos en el Restaurante-Hotel y la atención que recibimos fue terrible, o más bien maravillosa. Es muy gratificante, después del cansancio que implica una etapa del camino, ser atendidos con asombro y sentirse como en casa, mientras reponemos fuerzas para el día siguiente. La cena consistió en algo simple pero muy delicioso, y quiero resaltar el magnífico trato que recibimos a nuestra llegada. Al día siguiente, pudimos contemplar las maravillosas vistas, ya que el cielo estaba despejado, del río de Vigo que se puede ver desde el hotel, al fondo del...