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Reseña
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Este era más un lugar para los lugareños... y la comida era mucho más razonable que en el pueblo. Comimos aquí dos veces durante nuestra estancia en uno de los hoteles locales. La primera noche pedimos la paella, que era para un mínimo de 2 personas y pudimos compartirla fácilmente entre los 3. El personal no hablaba inglés, pero nos las arreglamos con español básico. Tomamos un vino espumoso Moscato que era el más caro de la lista de vinos a 22 euros y estaba bueno. La segunda noche pedimos cachopo, sopa y las porciones eran enormes al igual que la paella. Probamos la sidra que salía de un dispensador automático, lo cual era muy curioso. De postre una noche comimos tarta de helado, ¡que era...