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Reseña
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Ubicado en uno de los barrios más concurridos de Valencia, y el que tiene el multiculturalismo justo en las calles. Un pequeño restaurante, con 10 mesas como máximo. Se necesita una reserva. El menú comenzó con calamares en salsa de albahaca, seguido de croquetas de rabo de toro, que eran las mejores, y el plato final fue una ensalada de patatas con atún. El plato principal fue una paella regular con algún tipo de cangrejo (nécora). Todo esto por 20€ por persona. El vino, el pan, el café y el postre son extras. Buena experiencia, pero no lo suficiente como para volver loco por regresar.