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Reseña
★
Es triste que un lugar tan bonito a la vista tenga tan mala calidad en servicio y comida. Entramos a almorzar con mi Madre, atraídos en gran parte por lo que ya mencioné... y salimos decepcionados con el deseo de no volver jamás. La comida la sirvieron casi fría, con sabores muy flojos, el pollo criollo lo tuvimos que devolver dos veces por mala cocción. Después de ordenar, el mesero nos ofrece una entrada, y nos la vende como algo "sencillito", "pan con queso derretido para untar"... al final nos enteramos que era la entrada más cara, aún más que los platos principales (32k COP) nos la sirvieron además con una baguette muy simple, empapada de grasa y al pedirle que nos dieran un mejor pan dado que era una panadería artesanal, nos trajo un par de mogollas que cuestan $200 COP en cualquier panadería. Resumen: Una cuenta de $110.000 COP y dos clientes que nunca volverán. A mí no me pesa gastar en comida, de hecho es uno de mis placeres... pero esto... ¡Uff! ¡Dolió!