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Reseña
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Encontramos este restaurante por casualidad. Ciertamente, el lugar no es muy grande. Lo más destacado es que la atmósfera y la comida son caseras, con productos muy naturales y bien preparados. El plato estrella es el arroz a banda, que estaba espectacular y con porciones generosas. También tienen postres caseros, como la tarta de queso. El inconveniente es que el precio de las croquetas y las albóndigas gratinadas (1 euro cada una) hace que su tamaño no justifique el precio. Otro plato destacado es la ensalada rusa con un huevo frito y pimentón. En resumen, es recomendable si estás cerca de Agost.