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Reseña
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La carretera que conduce desde Breda a este restaurante tiene curvas, pero el paisaje es una delicia. Al lado del restaurante (también un hostal) hay una capilla del siglo XII. Aquí termina el asfalto, pero los caminos son ideales para perderse una mañana en medio de la naturaleza llena de castaños, con un pequeño arroyo que lleva agua incluso en época de sequía. El propietario del restaurante se llama Josep. El precio medio es de alrededor de 30 euros.