1.5 /5
Reseña
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Lamento mucho tener que escribir lo que sentí cuando fui a desayunar la semana pasada, los antiguos dueños se preocupaban por la calidad, eran lentos, pero el resultado valía la pena, el último día que fui, era temprano, los niños aún no habían entrado a la escuela, las calles despertaban con el bullicio de la mañana, me planteé dónde entrar, ¿en el bar de la plaza?, ¿en el peps?, o en el café de siempre, el de toda la vida... Y finalmente me decidí por el de siempre, ¿por qué no? Y el resultado fue nefasto, caro (por lo que pedí), congelado (lo tuvieron en la plancha más de un cuarto de hora), y pequeño, ¡muy pequeño! Y no es que yo coma mucho, que no como, pero era mini, mini pedí y mini m...