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Reseña
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Caminamos desde Lloseta hasta Biniamar en una tarde de domingo al son de una gran banda en vivo tocando afuera del Café Sa Mina. Cuando llegamos, no había asientos libres (excepto una mesa reservada) ni afuera ni en la plaza enfrente, así que entramos y pedimos una bebida directamente en la barra. Al preguntar por una comida, nos dijeron 'no hay asientos y la comida se ha terminado'. Volvimos afuera, nos sentamos en una pared y escuchamos un par de canciones de la banda mientras disfrutábamos de nuestras bebidas. Nos fuimos después de 15 minutos en parte por las miradas de reojo de otros clientes (¿habíamos arruinado su fiesta privada del pueblo?). Mientras caminábamos de regreso a casa unas...