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Reseña
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Fuimos un domingo a las 13:00. Fue un paseo fácil de 30 minutos en nuestras bicicletas. A las 13:00 ya estaba lleno de familias haciendo sus barbacoas. Probamos los platos de cordero y pollo. Ambos cocinados a la perfección. Comida deliciosa, con el olor a humo de roble impregnándolo todo. Un verdadero tesoro por descubrir. Un establecimiento básico y rústico que encapsula la verdadera esencia de Cataluña. Personal muy amable. Hicimos una reserva con antelación en el día, pero probablemente no era necesario (le pedí a la recepcionista de nuestro hotel que reservara para nosotros). Sin lujos. Totalmente auténtico. ¡Definitivamente lo recomiendo!