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Reseña
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Bar donde hicimos una parada técnica para almorzar y reponer fuerzas durante nuestra ruta en bicicleta. Llegamos en hora punta y, afortunadamente, conseguimos la última mesa en la terraza. Sin referencias previas, decidimos dejarnos aconsejar por el camarero, que fue muy cercano y natural. Tras pedirle que repitiera varias veces la carta, nos ayudó a elegir los bocadillos de tortilla de alcachofas y chipirones. Estaban riquísimos, no supimos decidir cuál era mejor. El tamaño y la calidad eran correctos. El almuerzo costó 8€, incluyendo el cremaet de rigor. Los tiempos de servicio fueron buenos. Sin duda, para repetir.