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Reseña
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Mientras estuvimos allí, la experiencia fue genial. Las instalaciones son amplias y limpias, con un toque personal muy particular en la decoración. La comida asturiana es de calidad, con productos traídos directamente de la región. Hay un amplio aparcamiento y acceso a un campo donde los niños pueden disfrutar de las actividades al aire libre. Además, están preparando una zona infantil para los más pequeños, justo al lado del comedor principal, para que los papás puedan relajarse. ¡Y si te sobra comida, te la preparan para llevar en un envase al vacío! ¿Qué más se puede pedir? Y para aquellos que se quejan de que la botella de sidra cuesta cinco euros, ¡que piensen en la calidad!