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Reseña
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pequeña joya en la que ciertos componentes folclóricos del menaje e incluso el personal (su manejo escaso de español, trajes, diseño y circuitos) te hacen sentir en una de esas tabernas callejeras asiáticas. Las manchas son sabrosas, deliciosas, y el contenido es muy generoso en términos de cantidad. personalmente, creo que lo mejor es el de los pastrami, tan jugoso y con la picante mostaza karashi explotando sólo en la nariz por unos segundos. una experiencia única llena de emoción y gusto. los fideos de pato es una especie de udon, grueso y meloso y muy rico, aunque menos sorprendente. No intenté el ramen, pero tengo las mejores referencias. el menos oriental es el precio. difícil salir de...