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Reseña
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Muy recomendable. El restaurante está situado en un lugar sin mucho carisma. Local decorado de una forma bastante clásica, sin demasiada preocupación estética, acabados antiguos y modestos... Tiene pinta de típico restaurante de menú del día para currantes. Uno no espera lo que va a venir. El personal es amable, atento y muy competente, con mucha formación y experiencia. La carta ofrece una gran variedad de platos, con bastantes opciones económicas y precios ajustados a la calidad. Juegan con una combinación de tradición y vanguardia gastronómica que abre la carta a cualquier paladar. Género excelente elaborado con imaginación y precisión y presentado en mesa con muy buen gusto. Excelente tratamiento del vino, con una selección inagotable para satisfacer cualquier demanda, especialmente orientada a los caldos de producción local. No es un restaurante barato, sobre todo para los estándares de Canarias, pero devuelve con creces cada euro que pagas. Cuatro personas comiendo copiosamente, con dos botellas de vino de gama media, postres, café y copas por Se puede comer de maravilla por nosotros no hemos mirado el precio a la hora de pedir, pero la posibilidad es real y no exige recortar en nada ni hacer ningún malabarismo, basta con evitar los tres o cuatro platos de importe más elevado y renunciar a la copa. Hemos alargado la sobremesa todo lo que hemos querido sin la más mínima muestra de prisa por los empleados, en un comedor pequeño pero muy bien ventilado y razonablemente cómodo. Tanto hombres como mujeres hemos coincidido en que los baños estaban limpios hasta el extremo, detalle que no siempre suele cuidarse y que es muy de agradecer. Se trata de un restaurante sencillo pero ambicioso, que cumple holgadamente con lo que persigue. Buena gastronomía en un ambiente muy agradable y a precio muy ajustado a la experiencia. Una gran elección que deja muy satisfecho y con ganas de volver.