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Reseña
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Un restaurante muy acogedor en un callejón emblemático del casco antiguo, en un entorno histórico de la ciudad. Local muy bien cuidado, limpio y de estética atractiva. Sentarse fuera de noche es una delicia. El trato es muy amable y honesto, el servicio muy profesional (también he de puntualizar que tenían poco estrés un martes en septiembre) y la cocina de excelente calidad, de corte tradicional. Recomiendo los espetos de sardinas si es buena época. El pan tostado al fuego es un detalle muy original. Los precios son normales y adecuados. Para ir en coche, no es nada fácil aparcar por la zona. Recomiendo buscar un parking o dejar el coche en otro lugar y disfrutar del paseo.