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Reseña
★
El lugar estaba vacío y ahora entendemos por qué. Fuimos 3 familias, 6 adultos y 6 niños. El hombre, con la camisa más sucia que he visto en mi vida, insistía en que íbamos a quedarnos con hambre para que pidiéramos más. Afortunadamente no le hicimos caso porque la comida era de mala calidad. La cocinera también estaba sucia. El consomé y la sopa eran agua sucia con sabor a ajo y vinagre. El jamón ibérico lo llamaba así simplemente por ser de la península Ibérica. El queso no estaba mal. El farinato era un huevo roto con restos de algo rojo que preferiría no saber qué era. Además, con un fuerte sabor a vinagre. Las patatas revolconas también estaban avinagradas. Pedimos una botella de Rivera y nos sirvieron un vino que claramente no era Rivera, y además era de mala calidad. Las croquetas eran aceptables, pero las papas congeladas que las acompañaban, prefiero no pensar desde cuándo estaban. Las porciones eran escasas y el precio era excesivo. Probablemente tendremos que ir al hospital mañana, espero que no con ninguno de nuestros hijos. El servicio también deja mucho que desear. Estaban sentados cerca observando mientras comíamos y comentando entre ellos. Por favor, jubílense lo antes posible, está claro que han perdido facultades, si es que alguna vez las tuvieron. Es evidente que no tienen interés en la cocina y están allí solo para pasar el rato.