"Nos encontramos de paso a la hora de comer y decidimos entrar en el bar-restaurante del pueblo, Garde. La entrada tiene un ambiente de bar de pueblo, pero al igual que antaño, hay una puerta que conduce a un comedor con 6 mesas. El ambiente es agradable. Daniel, el propietario, es encantador. La carta es regional, pero con imaginación: crujientes de morcilla, una menestra exquisita, pochas que quitan el sueño (o lo dan) y toro estofado. También cuentan con una buena selección de vinos. Los postres caseros son excelentes. Después de la comida, es un excelente lugar para descansar en el parque que bordea el río. Recomendado."
Platos: 0
Categorías: 2
Reseñas: 3